martes, 10 de diciembre de 2013

30 AÑOS DE DEMOCRACIA





La democracia para los argentinos es un aprendizaje. La complejidad de lo que abarca esta forma de organización de la sociedad es enorme, pero es muy simple la condición de su subsistencia: la democracia debe ser elegida. Para los que tenemos más de 40 años lo dicho no es ingenuo. Antes de 1983 muchas veces no supimos elegir, ni le fue permitido al pueblo fortalecer o defender lo suficiente esto que ahora nuestros hijos viven con naturalidad.


La democracia, entre otras cosas, es el aprendizaje de la espera, de la frustración, de la renuncia, de la elección del camino difícil, de la moderación de expectativas, de la inclusión de los distintos, de la concertación con los que no queremos, de la defensa del camino que no es enteramente nuestro. No es el camino más fácil ni el más rápido… y en eso se parece a la administración de justicia. Los mensajes de la simplificación de las cuestiones sociales y de las cuestiones políticas han sido los cantos de sirena que llevaron a muchas sociedades, durante casi todo el siglo pasado, a abandonar la democracia. Hoy celebramos que la complejidad y la diversidad progresivamente dejen de ser vistos como defectos y se reconozcan como lo que son, fortalezas irrenunciables del sistema institucional. Es la madurez requerida para sostener y preferir tanto un país democrático y republicano como una justicia constitucional.


30 años ininterrumpidos de una opción que deja atrás la violencia institucional estatal arbitraria, la impunidad de los poderosos, la convalidación de los pensamientos hegemónicos y excluyentes. Con todas las dificultades, los argentinos estamos construyendo una sociedad democrática y republicana. Eso que los diccionarios llaman “doctrina política”es mucho más para nosotros: es nuestro modo de relacionarnos y de hacer que las cosas sucedan.


Los magistrados y funcionarios, en la más alta calidad a la que podemos aspirar que es la de ciudadanos, queremos transmitir en estas líneas que celebramos con enorme felicidad, que como sociedad y como comunidad sigamos aprendiendo a elegir la democracia, y hacemos votos para que en la tarea jurisdiccional, en la actividad asociativa y en la intimidad de nuestra vida personal, ese camino, republicano y democrático, nos siga iluminando, orientando y comprometiendo del modo más profundo y vital.